DE UNA A
OTRA VENEZULA
A
propósito del título del libro que recopila una serie de ensayos escritos por
el Doctor “Arturo Uslar Pietri”, entre los años 1947-1948, donde realiza una
aguda crítica del manejo del erario público producto de la riqueza petrolera,
de cómo pasó Venezuela de ser un país eminentemente rural a un país “rico”, por
la incursión abrupta de este mineral en la todos los ámbitos de la vida
nacional. En uno de sus ensayos Uslar habla de la incapacidad que tiene
Venezuela de producir sus propios alimentos para la población, debido a la
pobreza de las tierras para uso agrícola. Además, de la creación “artificial” de
una sociedad que se sostiene de la renta petrolera, es decir, un país con una riqueza
efímera, con un futuro incierto por los vaivenes de los precios internacionales
del petróleo.
La
situación planteada por este ilustre venezolano se ve reflejada hoy día por la
escasez de alimentos, medicinas y otros rubros esenciales para la población. A
esto se añade la polarización sociopolítica, que se acentúa cada día más, por la
pugna entre los dos principales actores políticos oficialismo y oposición. Los
primeros por perpetuarse en el poder, acosta de la serie de vicisitudes que
están haciendo pasar a la población a la hora de adquirir los artículos de la
canasta alimentaria. Los segundos por representar una alternativa política que
propone cambios en los aspectos concernientes al manejo del aparato productivo,
así como a las finanzas públicas u otros ámbitos económicos tan fundamentales
para superar la profunda crisis en la cual está sumergida Venezuela.
Indudablemente
que en este proceso de recuperación del país, debe estar inmerso el
reconocimiento de la otredad, el respeto, la tolerancia, el amor y la paz. Pero
no como algunos interpretan estos términos para sí, sino que sea en el buen
sentido de la palabra, donde haya cabida al libre pensamiento sin
descalificativos odiosos que reabran las heridas producto de la intolerancia
sociopolítica. La dirigencia política debe entender, que esto no se trata de
perdedores y ganadores, lo que se trata es de sacar al país de este marasmo,
dejar a un lado las ambiciones personalistas y las cuotas de poder que en
otrora ostentaban los partidos tradicionales.
Urge es
rescate de la institucionalidad del Estado, donde todas sus instituciones sean
autónomas y respondan realmente a los intereses del pueblo y no a la parcialidad
política que esté en el poder. A pesar que esa independencia de poderes,
tradicionalmente en los países latinoamericanos, ha estado siempre al lado de las
élites gobernantes. Sin embargo, hoy más que nunca es imperioso elegir para
esos cargos públicos a ciudadanos comprometidos con el país, capaces de tomar
decisiones a pegadas a leyes y así estar a la altura para los cargos que le
fueron acomendados. Es desarrollo de una nación está sujeta en gran medida a la
solidez de sus instituciones y la cohesión social de sus miembros.
En este
momento histórico se requiere que las instituciones tomen las decisiones que
exige la mayoría, en este caso el referéndum revocatorio para determinar si el
Gobierno continúa en el poder o es revocado y llamar a elecciones como lo
estipula la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su
artículo 72.
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