VALORES
Y AUTOESTIMA
Tanto el Estado como la familia tiene la gran
responsabilidad de formar e instruir a la población, así como promover la
transmisión de valores, como mecanismos para mejorar la calidad humana, la
convivencia ciudadana y enaltecer los valores éticos o morales en todos los
ámbitos de la sociedad. Si bien es cierto, que el seno familiar viene a
constituir el primer entorno de convivencia del niño, donde adquiere normas,
patrones de conducta que van a ir conformando su personalidad. Sin embargo, se
requiere del Sistema Educativo formal para reforzar los esos hábitos y afianzar
sistema de valores del conglomerado social donde se desenvuelve.
La
“siembra de los valores” en los estudiantes, por parte de los educadores, deben
dar frutos en la sociedad, mediante la formación de ciudadanos probos,
comprometidos con la civilidad y el buen comportamiento. Respetando las leyes y
las normas preestablecidas, constituyéndose en un modelador de conducta en el
medio donde se desenvuelve. Al respecto Ramos (2010) sostiene que el fin esencial de la educación es: “formar hombre
capaces de vivir en sociedad y transformarla, en función de la creación de un
nuevo país con un nuevo perfil de sus ciudadanos”. (p.11). Allí radica la
importancia de la educación en valores, por el papel que juega en la
conformación de la personalidad y desarrollo moral del individuo.
Por la
importancia que reviste este tópico numerosos autores han tratado de explicar
los valores desde diferentes ángulos, el presente libro toca dos puntos
interesantes como lo son: la Autoestima y los valores. En primer lugar habla
del Autoestima, la considera la autora un elemento esencial para afianzar la
seguridad en sí mismos. Fomentar la confianza interior de los educandos; para poder conocerse y tener una posición
firme en cuanto a determinados hechos que ocurren en su entorno. Como segundo punto aborda el tema de los
valores, la educación en valores , así como el método antropológico como
estrategia para enseñar los valores.
El
libro está estructurado de la siguiente manera:
Capítulo I. El Problema de Educar en Valores. El proyecto sobre la
teorización de los valores tales como: la autoestima, la creatividad y la
libertad, trajo consigo el desarrollo de otra investigación, de los dos
primeros, para profundizar desde el ámbito conceptual, procedimental y
actitudinal, dentro del proceso educativo. Con esto se pudo comprobar la
relevancia y la necesidad a sí mismo, como fundamento para el desarrollo de la estima y los valores propios.
El conocimiento que tienen el individuo de si mismo es fundamental para
desarrollar la capacidad de aceptación de sus potencialidades y formar un
concepto propio de cómo es percibido por los demás miembros de su entorno.
El individuo recibe de sus padres y docentes normas y reglas donde van
inmersos los valores, esto le permite ir construyendo su personalidad. Sin
embargo, en la sociedad existen patrones de conductas opuestos a los recibidos
por el niño en su entorno familiar, esto genera que se vaya perdiendo la
verdadera esencia de los valores morales propios del ser. Esto requiere de una
educación integral, donde se profundice en el conocimiento de los valores y la
conciencia del propio ser. Sólo así se puede fomentar actitudes positivas en el
individuo para superar las dificultades, mediante el valor de la autoestima o
el valor de conocerse y amarse.
Indudablemente que la autoestima tiene una estrecha relación con el
desarrollo moral del ser humano, porque ella es una actitud; donde esta inmerso
un componente cognoscitivo, un componente emocional y un componente conductual.
Cortés y Aragón (2001) sostienen: “la autoestima forma parte de nuestras
actitudes y una actitud es una organización más o menos estable o duradera de
creencias, opiniones y conocimientos...” (p.17). Esa actitud es la manera de
percibir las cosas, la forma de comportarse ante una determinada situación.
Claro está que el cúmulo de conocimiento social adquirido es determinante en la
actuar del individuo.
Es bastante difícil fomentar la práctica de los valores cuando la
educación es meramente instruccional, este sesgo evita la consolidación de los
principios morales de la persona y la convivencia. Esto conlleva a la
disgregación de la sociedad, porque los
individuos no ponen en práctica los principios de convivencia ciudadana. Donde
los criterios de valoración no están bien conformados, por el desconocimientos
del propio ser, convirtiéndose la sociedad en una realidad compuesta de
vivencias individuales. Esto trae como consecuencia que exista una profunda
crisis en seno de la sociedad, que requiere la formación de un ciudadano
integro.
Capítulo II. Estudios Precedentes. Básicamente esta investigación está
constituida por tres términos a saber: valores, autoestima y método
Antropológico. Los dos primeros temas han sido investigados de manera separada
y el último se ha hablado muy poco. En cuanto a la autoestima como definición,
ésta lleva implícito otros términos; como es el caso de la investigación que
realizó García y otros (1997) en la Universidad de Comillas (España), sobre
estudiante, allí se precisó la relevancia de la autoestima como uno de los
elementos de bienestar psicológico. Otro antecedente, es la investigación
realizada por Astudillos y otros (2009) en la Universidad del Desarrollo
España, sobre la Influencia del tipo de Crianza en la Autoestima, entre
adolescentes, en la cual se determinó la importancia de a educación en el seno
familiar, como mecanismo para la transmisión de los valores, actitudes y roles.
La autoestima en Venezuela según Montero
(1988) la autoimagen nacional está caracterizada por la desvalorización. Es
decir el concepto que tienen los venezolanos de sí mismo es muy pobre. En el
estudio realizado por el autor “Ideología, Alienación e Identidad Nacional”,
manifiesta que la identidad en Venezuela es negativa y presenta una forma
ideológica de baja valoración. Se valoran como: perezosos, temperamentales,
irresponsables, botarates, desorganizados, incultos e irrespetuosos de la leyes.
Además, manifiestan determinados rasgos de indolencia, pasividad e
indiferencia; la cual proviene hipotéticamente de los ancestros indígenas. Una
anarquía rebelde y una alegría atribuida al os negros.
La autoestima presenta las siguientes características
según Coopersmith, plantea la existencia de cuatro orígenes de la autoestima:
poder, significación, virtud y capacidad. Poder: es la habilidad de influencia
y control sobre otras personas. Significación: es la aceptación, atención y
afecto y afecto de otros hacía mí. Virtud: es el apego a la moral y a los
patrones éticos. Capacidad: es el desempeño afortunado, eficaz y eficiente de
reuniones y actividades que demandan logros. Estos elementos se incrementan o
disminuyen de acuerdo al desarrollo de la autoestima en la persona.
Capítulo III. Resultados de la
investigación: análisis. Los resultados obtenidos concuerdan con el
planteamiento inicial referente a la posible relación existente entre la
vivencia de los valores y la posible autoestima como reafirmación del yo, la
evaluación que el individuo hace de sí mismo, o la confianza para enfrentar a
los retos y riesgos en cualquier instante de la vida. Por lo tanto, se
considera a la autoestima como valor de la persona indispensable para su desarrollo
total, la conformación acertada de su “Yo”, su autoconocimiento y su
autorrealización . Para lograr los niveles elevados que son necesarios para
obtener estos fines, es fundamental el cultivo de la misma, en virtud que de
acuerdo a las bases teóricas, la autoestima se educa, se adquiere en el
transcurso de la vida.
En educación en valores es necesario
motivara los padres, educadores, formadores de grupos de la educación no
formal, dirigentes de organizaciones, y profesionales en general, ante los
resultados obtenidos sobre los niveles de autoestima y educación en valores, para que se involucren en el
proceso educativo de niños y jóvenes. De acuerdo a diversos autores; afirman
que la educación en valores es un proceso que abarca desde el nacimiento hasta
la muerte, se debe tener en cuenta que los aspectos intelectuales
(cognoscitivos) y emocionales (afectivos) de los valores, y la educación de los
mismos, encuentran su punto de actividad culminante durante la adolescencia;
esto se debe, a que es la edad que marca la autonomía, agudiza la conciencia de
sí mismo haciéndose explícito el autoconcepto, la autoestima y el desarrollo
del razonamiento moral.
El capítulo IV. Orientaciones
Teóricas-prácticas Material Didáctico. Los valores que dan sentido a la vida,
son la piedra angular del edificio de cada persona, sin ese fundamento la
edificación se derrumbará. Es fundamental encontrar en cada uno ese valor
esencial que dé fuerza y consistencia a todas las acciones que conforman la
vida entera. Para lograrlo, se requiere el conocimiento de sí mismo, y para
conocerse, es necesario el estudio, el cultivo diario y la reflexión profunda
para así llegar a la elaboración de la personalidad. Aquí se presenta un
conjunto de valores universales fundamentales para el desarrollo integral del
individuo, así como la convivencia ciudadana y el cultivo de la paz; en cada
valor mencionado se presentan las actividades para ser realizadas en diversos
contextos educativos, están diseñadas para analizar, reflexionar y así develar,
descubrir los propios valores.
REFERENCIAS
Ramos, M.
(2010). Valores y Autoestima. Conociéndose A sí Mismo, en un Mundo con Otros.
Venezuela: San Pablo.
Cortés, L. Y
Aragón, J. ((2001). Autoestima. Comprensión y Práctica. Venezuela: San Pablo.
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